viernes, 21 de noviembre de 2014

LA CONSPIRACION DEL SILENCIO Y EL REINADO DE DON RAMON


PRIMER ACTO   

LA CRONICA DEL NUEVO HERALD

Los escritores cubanos Wendy Guerra y William Navarrete fueron censurados el sábado por orden del gobierno de Evo Morales, cuando se aprestaban a ofrecer una conferencia en un festival literario de Santa Cruz de la Sierra, denunció la Unidad de Vigilancia y Monitoreo de la Libertad de Prensa y Expresión en Bolivia.
¿Puede existir un festival de las letras en un país en el que se le teme a las palabras, donde la frontera entre libertad de expresión y la censura es puro limbo?", se preguntan Guerra y Navarrete en el artículo "Santa Cruz de los miedos", difundido en el blog Habáname, del diario español El Mundo.
La declaración de ambos esclareció un impase surgido tras la suspensión de la conferencia, organizada por la privada Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), dirigida por Cecilia Kenning, y realizada en el Centro de la Cultura Plurinacional, de la estatal Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
William Navarrete fue el designado para escuchar de boca de Cecilia Kenning, directora de APAC, que el funcionario municipal de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, también escritor local, recibió órdenes del gobierno de Evo Morales de evitar a toda costa nuestra tribuna o, de realizarla, bajar entonces el tono con respecto al tema cubano", agregan los dos escritores.
Homero Carvalho, director de la fundación estatal, escribió en su página de Facebook que hicieron saber a los escritores su "preocupación porque (la conferencia) se salía de la temática literaria".
"Ya estaba generando malestar en el público y les dejamos a ellos la decisión. Decidieron no llevarla adelante", dijo el oficialista.
El escritor Edmundo Paz Soldán, que colaboró con el encuentro cultural, criticó a Carvalho y dijo a la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia (ANP) que Guerra y Navarrete "debieron haber dado su conferencia, sin que se les hiciera sentir ningún tipo de observación acerca de su posible contenido". Sostuvo que fue evidente que hubo presión gubernamental.
La presión que Paz Soldán cita, pero sin dar detalles, fue confirmada por otra fuente del comité organizador, que pidió mantener su nombre en reserva y aseguró que recibieron una llamada desde el Viceministerio de Culturas de Bolivia, para que quitaran a los conferencistas cubanos por temor a que se expresaran en términos contrarios al régimen de La Habana.
El periodista boliviano Pablo Ortiz declaró a la ANP que es "un mal precedente que en un espacio cultural se presione, para que no se realice una actividad programada, por diferencias políticas con los expositores".
"Los intereses de los financiadores u organizadores estuvieron por encima de las libertades", dijo Ortiz, según la denuncia de la Unidad de Vigilancia y Monitoreo de la ANP.
"¿Es hoy el tema cubano intocable en Bolivia?", se preguntan Guerra y Navarrete en el blog.
"Siendo cubanos vivimos en lugares diferentes. Wendy Guerra en Cuba, isla donde se le ningunea y simplemente no la dejan existir públicamente. William Navarrete en París desde hace 25 años, sin la posibilidad de publicar una línea en su país de origen", añadieron.         
 Don Homero Carvalho Oliva tenia una pintoresca fotografía (que fue retirada) con la Sra. Wendy Guerra a la que calificó (durante el festival) de “hermosa”

El Nuevo Herald



Don Demetrio Reynolds escribe
Brilló un rato y se derramó en cenizas, como en la noche de San Juan.  
Eso fue la llamada “Fiesta literaria” en Santa Cruz
Tenían que reunirse 40 invitados para  un encuentro  inédito entre escritores extranjeros y nacionales.  La realidad es siempre inferior a las ilusiones: sólo una mitad asistió; hubo un ambiente cargado de dudas y miedos. Pero el epílogo desastroso fue la censura política a dos participantes cubanos.  ¿Polémica?  No hubo tal; no se discutió nada, ni siquiera la censura, que hubiera sido un gran tema.
Sin embargo, un periodista de El Deber comentó que se produjo “una polémica, como no se veía en mucho tiempo  en el mundo de la literatura nacional”.  Sí, es verdad; ésta, por inofensiva y ajena en su temática a la realidad nacional, no inquieta a nadie, menos al Gobierno por supuesto. Lo de  Santa Cruz  fue  como una piedra que cayó a las aguas quietas de un  estanque dormido.  En literatura  es siempre mejor cualquier reacción, así sea un escándalo, que la “conspiración del silencio”.
A pesar de que muchas veces ha declarado el jefazo que la prensa independiente es su más acérrima enemiga (periodistas incluidos), no hubo un hecho de censura tan flagrante como el del Festival Internacional de ahora último. La censura es la censura, no importa a quién o a quiénes  se quiera poner el bozal.  La  libertad de expresión es un derecho permanente y universal. En su defensa, se esperaba  cuando menos una protesta de los escritores. Y no hubo nada. La denuncia  vino de fuera y con ella el festival se difundió profusamente,  pero junto a esa mala nota.
¿Qué es lo que no quisieron escuchar de los cubanos? Todo el mundo sabe que en la isla  sobrevive, a manera de dinosaurio político, un enclave  del comunismo; que desde hace medio siglo una “monarquía familiar y hereditaria”  gobierna el país, que no hay sino un solo partido y una sola prensa controlada. Y la patria de Martí no precisamente es un paraíso. “Cuba por fuera y por dentro”, titulaba la ponencia impedida. Testimonial y combativa, desde hace rato existe la literatura del exilio.  Si se les invitó a sabiendas de que son disidentes (¿o no sabían?), es natural que hablen y escriban  sobre lo que más les afecta en la vida.
Cuando debiera ser un escenario de libertad sin restricciones (ése es el espíritu esencial de la literatura) aquel ambiente estuvo contaminado de susceptibilidades. Y es aún más sorprendente  que un escritor sea el principal promotor de la censura. Según Paz Soldán, como un pez que muere por la boca, Homero Carvalho “ha estado muriendo  esta semana cada vez que ha abierto la boca”.  Al referirse a los escritores cubanos, el tal “pez” manifestó  a un  medio de prensa: “Yo creo que ésta es una movida del Gobierno estadounidense en contra de Evo Morales”. Según la demagogia conocida, todo lo malo viene del imperio, ahora incluso para las letras
Se suma a la censura la cobardía o la miopía de quienes supuestamente son, hoy por hoy, lo más representativo de las letras bolivianas.  Para ellos el festival de marras fue una maravilla.  Giovanna Rivero vivió una “linda experiencia”; la organización de la APAC, pese a sus incoherencias, fue “excelente” para Liliana Colanzi. Sebastián Antezana  sólo vio  “ímpetu y muchas ganas”, no advirtió siquiera el alevoso turbión que cruzó por su vereda. ¿Parricidio? Ése fue el soberano disparate que estuvo rondando también por los recovecos del deslucido festival. 
Por lo visto, no es suficiente entusiasmarse; hay que saber hacer las cosas.

Demetrio Reynolds


A Homero no me lo tocan

La pasada semana tuve el gusto de disfrutar de la hospitalidad cruceña en el encuentro internacional de escritores que celebró la APAC en el Centro Cultural Plurinacional. Fue ocasión de disfrutar del trato caricioso que te dan en Santa Cruz, que hace de esa gran ciudad la más plurinacional de las ciudades. Hacía un calor infernal pero yo transpiraba como colla sin complejos, enfundado en una camisa delgada afgana que me regaló mi hija Raquel.
Cuando me tocó integrar una mesa dirigida por Homero, no sentí otra cosa que la cordialidad de la gente, que se manifestó en un aplauso espontáneo de homenaje ¡a mi persona! Pocas veces me debí sentir tan halagado como entonces, y eso que en la víspera compartí un par de cervezas con el Monito, como le decimos con cariño a Edmundo Paz Soldán en la familia, y con Liliana Colanzi. Todo tranqui.

De pronto, me enfrento casi toda la semana con noticias sobre una conjura de unos escritores cubanos que trataron de cerrar el encuentro con una conferencia sobre lo que ocurre aquí y ahora en la Isla, conferencia que fue suspendida por los organizadores porque al parecer obedecía a intereses políticos para denigrar a los gobernantes de Cuba, la isla que formó a mi generación.
No quiero echar leña al fuego, porque se hizo una polémica, sino testimoniar mi gratitud a los organizadores y mi cariño inveterado por Homero Carvalho, quien dirige la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y ojalá lo haga como titular, que para eso estamos haciendo fuerza. Él tiene la entereza, la edad y la dedicación para hacerlo, y es increíble verlo en todas partes cumpliendo su labor y dando presencia a la Fundación. Eso es un Presidente y lo apoyaré por el resto de mis días.

Homero le ha dado a Santa Cruz un sentido de pertenencia a la poesía amazónica, que trasciende nuestras fronteras. Esos poemas cargados de agua, madera y verdor, tan característicos de las veladas literarias de la Plazuela Callejas, que se merece al menos una página web, tienen en Homero un gran animador y una causa, porque allí se siente ese movimiento poético que en La Paz es nocturno, sombrío y sanzeano, aislado del contexto nacional, como si Bolivia se redujera a la maravillosa Hoyada, cuando es tan plurinacional; y en Cochabamba está atomizado en cultores soterrados en su aislamiento, mientras en Santa Cruz la poesía es un movimiento generacional y una actitud social que llena de mérito a esa gran ciudad.
Cuando integré la mesa estaba un escritor cubano que habló de la circunstancia triste de esa gran Isla que es su patria, donde los más grandes poetas, de Martí a hoy, escribieron en el exilio, por diversas circunstancias. Él confesó que escribía en francés y que había hallado en París lo que no consiguió en su tierra, pero no se refirió para nada a la increíble tradición literaria que tiene la Isla, de Martí y fina García Marruz a Lezama Lima y a Leonardo Padura, para decirlo muy en breve. No la escuché a la escritora que también vino del exilio cubano, pero al parecer tenía el mismo perfil, y ambos, o más, querían hacer de un encuentro de poetas un mitin político. Por eso se quejaron de una supuesta censura del Gobierno central contra sus importantes personas, cuando en La Paz, como es característico, ni nos llevaron el apunte, porque la única autoridad nacional en Santa Cruz era Homero Carvalho, pero no como autoridad sino como sensei de la poesía cruceña.
De modo que no nos vamos a pelear por nada. Vamos a agradecer las gentilezas de las anfitrionas, la excelencia del recinto del centro de la Cultura Plurinacional que nos acogió, la cálida acogida de Silvana Vásquez y su equipo, el cariño de Cecilia Koening y Sarita Mansilla y, por supuesto, el bigote de Homero Carvalho.

A Homero no me lo tocan


Ramon Rocha Monroy



SEGUNDO ACTO

 
Hoy, desperté feliz y famoso en La Florida, Estados Unidos. Tal como lo tenían planificado Wendy Guerra y William Navarrete (según sus propias declaraciones) esta mañana los periódicos de los millonarios disidentes cubanos en Miami y otras ciudades de La Florida informan de “la censura que el gobierno comunista de Bolivia les impuso” y, por supuesto, yo soy el inquisidor. Lo triste es que un par de periodistas bolivianos se hayan prestado al infame juego de estos señores (estos dos periodistas nunca hablaron conmigo para conocer mi versión y especulan acerca de la libertad de expresión, libertad que les permite especular acerca del gobierno sin ninguna restricción); por suerte los escritores cubanos ya fueron desenmascarados por Sergio de la Zerda, quien en una nota muy sincera y objetiva, cuenta toda la verdad sobre el complot de los disidentes. Wendy y William tuvieron sus 15 segundos de fama y ahora también soy famoso entre los cubanos de la ciudad más cubana de Norteamérica, muchas gracias. Al tipo que está obsesionado conmigo (por Edmundo Paz Soldan) le envié una foto tamaño carnet para que la lleve en su cartera y a otro que me acusa de un sinfín de tonteras le dije que la próxima me llame, que yo sé cosas peores de mí mismo que él ni se imagina. A estas cosas hay que tomarlas con humor... ¿no les parece

Homero Carvalho Oliva




Esta es una movida del Gobierno de EEUU

MARCELO SUÁREZ R. - El Deber
La conferencia Cuba por dentro y por fuera, a cargo de Wendy Guerra y William Navarrete, que debía cerrar el I Festival Santa Cruz de las letras, no se realizó. Los cubanos denunciaron censura en un artículo publicado en el diario El Mundo, de España. El hecho generó reacciones de todo tipo, sobre todo en las redes sociales. Varios de los dardos apuntaron a Carvalho. 

 

¿Qué pasó el sábado?                                                                                                                      

Edson Hurtado,  Silvana Vázquez y Cecilia Kenning, que éramos parte del comité organizador del festival, nos dimos cuenta de que la conferencia Cuba por dentro y por fuera, que iban a dar Guerra y Navarrete, no tenía nada que ver con el encuentro de escritores, que era un espacio para hablar de literatura y no de política. Entonces Cecilia, como presidenta del comité organizador y de APAC, como principal institución organizadora, tenía que ser la encargada de comunicar esta inquietud a los autores. Así lo hizo. Pero en ningún momento se los censuró. Entonces, Navarrete al conocer nuestra preocupación decidió directamente suspender su conferencia; sin embargo, Wendy Guerra no quiso suspenderla y comenzó una campaña interna quejándose de que la habíamos censurado y de que el Gobierno estaba detrás de todo eso. Se les dijo que si querían dar la conferencia la den, pero ellos dijeron que no. 



¿Por qué se hizo esta observación recién el mismo día de la conferencia?
                                   

Fue un error nuestro al no percatarnos con tiempo de su contenido. No obstante, personalmente considero que esa conferencia nunca debió haberse aceptado en el festival, porque no tenía nada que ver con literatura, era totalmente política. Que me digan que la literatura siempre está contaminada de la política, es cierto, pero en este caso estábamos hablando de una conferencia particular sobre el tema ideológico cubano. Entonces, no era correcto que se diera en el festival y menos en este espacio cultural. Yo, como presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, jamás voy a permitir que en el Centro de la Cultura Plurinacional haya una conferencia política, ni a favor ni en contra de Evo Morales, ni de Cuba, ni de Rubén Costas. No lo voy a aceptar. 



¿Usted estuvo en la elaboración del programa?
                                                                               

No. Fue Mario Terceros, colaborador de APAC, que sugirió la realización del evento a Cecilia Kenning, que contactó a Wendy Guerra y William Navarrete. Ellos posteriormente contactaron a Edmundo Paz Soldán y entre los tres elaboraron la lista. 



¿Tiene problemas personales con Paz Soldán?
                                                                                  

De ninguna manera. Yo defiendo a Paz Soldán. Siempre lo he hecho. Varios artículos de prensa así lo comprueban. Soy el único que lo ha defendido, esa es mi línea. En todo caso, la pelea de Paz Soldán es con Gonzalo Lema, y es por Cochabamba.                            
 Pero no se dan cuenta de que ese pleito al final lo gana Ramón Rocha Monroy, que es el rey. 



¿Guarda resentimientos contra alguien?
                                                                                             

No, a pesar de todas las cosas que me endilgan. Yo he contestado a algunas personas que lo merecen, como el joven escritor Andrés Canseco, que me mandó una carta larga. Hay gente a la que no le voy a contestar, por ejemplo, a ‘Lucho’ Andrade, no vale la pena, es un ser despreciable; tampoco a Emilio Martínez, un periodista de la ultraderecha que escribió un libro apócrifo en contra del presidente. 

 

¿Qué experiencia le deja todo esto?
                                                                                                   

Me ha hecho reflexionar sobre las cosas que estamos haciendo como gestores culturales. Si realmente le estamos haciendo un bien a la sociedad. Considero que se ha gastado plata en vano en el festival, porque varios escritores no vinieron y uno de los que vino no apareció por su mesa. Esto nos debe obligar a pensar bien a quién invitar para la próxima versión, sobre todo a los jóvenes, porque ellos propiciaron que se formen grupos separados. No hubo integración, los escritores jóvenes se aíslan de los viejos. Eso es una mala señal en todo sentido. 



¿Por qué cree que se aíslan?
                                                                                                         

Porque ellos son parricidas. Y está bien que quieran seguir siéndolo, que quieran matar a sus padres literarios. Pero sería bueno que se preocupen por conocerlos antes de matarlos. Mi generación leía al ‘Chueco’ Céspedes, a Franz Tamayo, a Jaime Sáenz; queríamos superarlos. Nunca fuimos irreverentes con ellos. Lamentablemente, en esta generación de narradores hay una actitud muy soberbia. 



¿Qué le dice a Guerra y Navarrete?
                                                                                               

Ellos, como parte del movimiento de políticos disidentes cubanos, hicieron acá algo que hacen en todos lados. Querían dar la conferencia, se les dio la posibilidad de que no la hagan y les cayó como anillo al dedo. Yo creo que esta es una movida del Gobierno estadounidense en contra de Evo Morales. Hemos sido usados por el brazo de la inteligencia de la disidencia cubana 
Homero Carvalho Oliva


El Festival de Homero Carvalho

Si es verdad que el pez por la boca muere, entonces Homero Carvalho ha estado muriendo esta semana cada vez que ha abierto la boca. En vez de ir al grano y asumir la culpa en torno al burdo intento de censura a los escritores Wendy Guerra y William Navarrete, Homero ha preferido denigrar a todo el que pase por su lado y tratar de meternos a todos en su baile. Usando un lenguaje que creíamos superado, llamó a los escritores cubanos "ratas" y "gusanos"; en una nota publicada en LetraSiete sobre el festival, se molestó con los escritores jóvenes que supuestamente no lo saludaron, como si ya hubiera estado ahí su ojo censor, pendiente de quiénes le hacen la venia y quiénes no, y amenazó en una entrevista con no volverlos a invitar a sus eventos, como si él fuera quien dicta el movimiento cultural en Santa Cruz; en una entrevista en El Deber, llamó a estos jóvenes "parricidas", sin preguntarse por qué será que ninguno de ellos lo cita o lee. Para colmo se ha montado una teoría conspiratoria propia de la Guerra Fría, en la que los festivales cruceños se planean en cócteles en Miami, con la asistencia de la CIA y Sanchez Berzaín. El siguiente paso será decir que Obama ha estado detrás de su decisión de no cederles la palabra a los escritores cubanos.

Es cierto que me invitaron a formar parte del comité organizador, en un café en Santa Cruz y no en un cóctel en Miami, pero no acepté porque logísticamente me era complicado ya que no vivo en Bolivia. Entonces me pidieron que los ayudara sugiriendo nombres de invitados nacionales, porque APAC ya tenía hecha la lista de invitados extranjeros, y con la conformación de las mesas y temarios de discusión, y lo hice con gusto (de paso, pude sugerir a cuatro escritores extranjeros). Solo fui a una reunión, y ahí vi a Homero. No he tratado de deslindar responsabilidades sino de decir lo que ocurrió; si yo hubiera sido parte del comité organizador, me habrían consultado sobre el tema de la censura y me habría negado a ello. Homero, curiosamente, ha desempolvado un gesto censor que ni siquiera creo que esté entre las prioridades de este gobierno (he criticado varias veces al gobierno y nunca he sentido ningún asomo de censura).

No se trata de vencer sino de convencer. Con sus explicaciones, Homero no ha convencido a nadie más que a los que ya estaban convencidos de antemano. No ha actuado como escritor, y como funcionario también ha fallado, pues le ha hecho un flaco favor a APAC y se ha hecho un flaco favor a sí mismo y a la fundación cultural que él dirige. También le ha hecho un flaco favor al país, pues hemos estado durante una semana en las noticias por las razones equivocadas. No costaba nada admitir un error con hidalguía, se hubiera ganado el aplauso de todos. En vez de eso logró que durante una semana solo se hablara de él y se echara por la borda todas las buenas cosas hechas por APAC durante el festival, como la impecable logística, el diálogo entre autores bolivianos y extranjeros, el excelente nivel de las mesas de discusión. Ahora resulta que según él la popularidad de una causa se constata a través de "likes" en Facebook. Yo prefiero quedarme solo a apoyar cualquier acto de censura.

Edmundo Paz Soldan


La version de Gonzalo Lema

Recientemente ha aludido usted con críticas a un escritor cochabambino ( Por Edmundo Paz Soldan) Ambos son sin embargo invitados al festival Santa Cruz de las Letras. ¿Será este un buen escenario para limar asperezas?

No he aludido a nadie en particular, por eso no he dado nombre alguno. Me he permitido hacer una crítica al “amiguismo”, esa lacra heredada de la Colonia y la República hasta nuestros días. Frente a esa posición de maniobra, yo pienso que se constituye la sensatez. No me gusta nombrar a los escritores destacados de nuestro tiempo, primero porque yo también soy escritor y puedo herir a un colega que no nombré; segundo, porque es un oficio de solitarios y no una sociedad de socorros mutuos; tercero, porque ya vamos peinando canas para tanta pendejada.

Y hablando de este encuentro de escritores, usted participará en el coloquio “Literatura y su relación con las artes visuales”. ¿Cree que, para su sobrevivencia, la literatura debe obligadamente entrar en diálogo con otros medios de expresión más contemporáneos?

No lo creo. Recuerdo a un buen amigo escritor que me hablaba maravillado de la aparición de la grabadora en una novela llamada Gazapo. Me pareció una víctima del snobismo. Las artes visuales, la ciencia, la tecnología, las matemáticas, todo puede concurrir en una novela, en un cuento, a condición de que se labre un buen libro.

Gonzalo Lema Vargas


Acto final

Cuando la palabra censura logró asomar entre las letras

Una polémica, como no se veía en mucho tiempo en el mundo de la literatura nacional, se dio esta semana, luego del incidente ocurrido en la segunda jornada del Festival Internacional Literario Santa Cruz de las Letras. Los protagonistas fueron, por un lado, los escritores cubanos Wendy Guerra y William Navarrete, dos de los 22 invitados internacionales de esta primera versión del encuentro; por otro, algunos de los organizadores: la APAC, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, el Ministerio de Culturas y el Centro de la Cultura Plurinacional Santa Cruz, donde se llevó a cabo la inédita cita el 7 y 8 de noviembre.

Censura fue la palabra que más fuerte sonó desde que Guerra y Navarrete indicaran que la organización no les permitió dar la conferencia Cuba por dentro y por fuera. Homero Carvalho fue el primero en negar tal afirmación en una nota publicada en EL DEBER en la que indicaba que su persona, junto a la directora de la APAC, Cecilia Kenning, observaron que la conferencia de los autores cubanos se salía de la temática literaria y abordaba la política del país centroamericano.

A partir de allí, la controversia saltó a las redes sociales, especialmente al Facebook, donde los muros de escritores, periodistas, organizadores del evento y gente interesada en la temática intervenían de una y otra forma aprobando y desaprobando lo hecho por los actores de la polémica.

Desde fuera
Los hechos se caldearon aún más con la publicación de Guerra y Navarrete titulada Santa Cruz de los miedos y difundida en el blog Habáname, del diario español El Mundo. Allí se preguntaron: ¿puede existir un festival de las letras en un país donde la frontera entre libertad de expresión y la censura es puro limbo?

Mientras la autora cubana era señalada por gente a la que le tocó acompañarla como soberbia y prepotente, otro diario internacional, El Nuevo Herald, de Miami, titulaba: “Escritores cubanos censurados por Evo Morales en festival literario”.

Carvalho, que intentaba aclarar el asunto en los muros de varios internautas que cuestionaban su labor, habló con EL DEBER.

En la entrevista reiteró que lo sucedido el sábado 8 no fue censura y dijo que la experiencia lo “hizo reflexionar sobre lo que estamos haciendo como gestores culturales”, a la vez que acusaba a Guerra y a Navarrete de ser enviados por el Gobierno de EEUU y cuestionaba cierta actitud desintegradora de algunos autores bolivianos, aludiendo que existe un grupo encabezado por Edmundo Paz Soldán que se aisló de los ‘viejos’ en el encuentro.

Cecilia Kenning lamentó lo sucedido, pero confirmó que el festival tendrá una segunda versión, la cual probablemente sea bianual. A la vez dijo que la polémica deja algo positivo.

“Es una pena, pero, salvando los problemas, los cubanos nos han hecho mucha propaganda en el exterior, sin querer el festival se ha dado a conocer más allá de donde pensábamos”, expresó Kenning

 Publicado por industryblog


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