En las
lomas del Inti Orko (Alto del Sol) a 8 kms de Tacna, en una llanura medanosa que se extiende de sur a norte como una sabana
de arena interminable, el 26 de
mayo de 1880, tuvo lugar la más trascendental, dura y sanguinaria contienda que libró el
Ejército de Bolivia para rechazar la invasión chilena en la guerra del
pacifico. La Batalla de Alto de la Alianza. En aquel ínclito día 5.500
bolivianos y sus aliados peruanos con un contingente de 6.500 efectivos combatieron
contra 18.700 chilenos. Los soldados y oficiales y bolivianos -
en su mayoría héroes tarijeños – venían de vencer (casi a las pedradas) al
ejercito chileno en el “espejo de agua Kocha” el 12 de Noviembre de 1879, en la
poco conocida batalla de “Canchas Blancas” y unos días luego el 6 de Diciembre,
en la batalla de “Tambillos” cuando fuerzas armadas chilenas intentaron tomar
San Cristóbal de los Lipez, a 290 Kms al sud este de Potosí.
Llegaron a
pie a Tacna, luego de muchas semanas de marcha, para acantonarse allá por casi
un año. El batallón Sucre, (K’ellu Runas, hombres de amarillo) se distinguía por
su chaqueta amarilla, con puños y cuellos rojo y pantalón blanco de bayeta, con
el borde doblado en el bota pié. Las
ordenes fueron esperar al enemigo a 18 grados de latitud sur. Desde que el ejército ocupó las posiciones en
el Inti Orko - el 10 de mayo de 1880 - el comandante boliviano Narciso Campero
realizó diariamente maniobras que simulaban todas las variables posibles del
ataque enemigo; y se calcularon y señalizaron las distancias para graduar con
prontitud el alza de los cañones y de los fusiles. Esto permitió al sanguinario
coronel chileno Pedro Lagos, incansable en el caballo, conocer con exactitud la
localización del campamento aliado. Por otra
parte unos arrieros chilenos con 60 mulas, tomados
prisioneros horas antes de la batalla, ya habian confesado que su ejercito
estaba en Quebrada Honda, a 12 kilometros de distancia y que sus reservas de
agua se habian extraviado.
El batallón Sucre contaba con
470 hombres entre tropa y oficiales al mando de Cnel. Eliodoro Camacho. Fueron
apostados en la vanguardia del sector izquierdo, aquel por donde se iniciaría
la carga chilena. Manuel y Enrique, nombres con los que
fueron bautizados los heroicos combatientes por las arqueologas de la “Brigada
Naval” que los encontró en el 2008 y recientemente repatriados y honrados por
el gobierno nacional, fueron parte del Sucre junto a los soldados Manuel
Corrales, Baldometrio Pedraza, Demetrio Mariaca y Y David Pardo (Los héroes Olvidados, Cesar
Augusto Salomón – 2009) (Luis Oporto Ordoñez- 2007).
Como ya
conocian la localizacion del enemigo, noche antes, el comando superior de
Camacho y Montero dispuso un plan no muy bien bosquejado de atacar al enemigo mientras
dormia. Las columnas fracasaron por el extravio de las secciones destacadas en
una oscura noche de niebla, en medio de la camanchaca, sin luna ni estrellas.
Tuvieron que volver sin pegar los ojos, aun luego de que la columna de la quinta
division peruana al mando del Cnl. Luis Herrera llegara hasta la misma linea chilena
y esta, sorprendida, hiciese disparos de artilleria inclusive contra su propia tropa.
La generala del
clarín del alto de la alianza sonó a las 6 AM. El fuego de las baterías chilenas copiosamente
servidas por artilleros ingleses y alemanes retribuidos en oro, se inició nutridamente
desde el flaco izquierdo seguida de una frondosa caballería. El contacto
sucedió a las 11 de la mañana. La respuesta de gran factura de los aliados, la
mayor parte insomnes, obligó inicialmente al enemigo a retroceder. El fuego era
tan vigoroso que parecía un redoble de tambores (Luciano Ortiz – 1880) Entre
ataque y contraataque, fue ordenado el ingreso del Batallón de los Colorados de
Bolivia para apoyar a los combatientes del Sucre y del Tarija. Desde el amanecer, Juancito Pinto orientaba
las maniobras de la tropa con toques de tambor. Las legiones aliadas rechazaron
con honor y denuedo el ataque militar de
chileno en las primeras horas. Con el pasar del día, desprovistas de municiones
y refuerzos, fueron sometidas y lucharon hasta el último halito de su vida en
defensa de Tacna. Al atardecer, miles de cuerpos de soldados yacían sin vida. Los
Kunturis (enviados de los espíritus) contaron que al no tener órdenes que
cumplir, Juancito Pinto de12 años se aproximó a las trincheras para reconocer a
algunos jefes y soldados heridos, conmovido por la tragedia junto a Miguel,
Enrique y Demetrio aun en combate, obtuvo un arma y un morral de municiones para
ingresar a la batalla en medio de los feroces estruendos de cañones y ráfagas
de la fusilería chilena.
“Los estragos causados por el fuego enemigo han sido espantosos. La mayor parte ha recibido una herida fatal en la cabeza y han quedado en la actitud en que se encontraban en el combate”. (Rodríguez Ostria - 2015)
Tras
agotar las municiones y sufrir devastadoras bajas, a las 3:30 p.m. las fuerzas
aliadas abandonaron dispersas el campo de batalla. Los 11.800 soldados restantes
del ejercito chileno, terminada
la batalla, recorrieron el campo ultimando a los heridos y rendidos, aventando a los muertos y moribundos por los
aires. A este acto
de barbarie casi increíble, los chilenos le dan el nombre de repase (merienda)
y de ello se jactan..." (Mariano Paz Soldán - 1884)
A las
5:00 p.m. el ejercito invasor ocupo la ciudad de Tacna, con un inenarrable
vandalismo. La resistencia de los civiles en las calles fue inútil ante la
fiereza del numeroso ejército chileno. Tras el fracaso, las fuerzas bolivianas
se replegaron al altiplano y el 26 de Mayo se declararon oficialmente fuera del
conflicto (Pablo Salazar - 1883)
Se
consumó el sacrificio... abrumados por el número y la superioridad de
elementos, hemos cedido después de 4 horas de sangrienta batalla.
Muchas
víctimas, mucha sangre preciosa le cuesta a la nación, pero cábeme la
satisfacción de decir, que la mayor parte de los jefes y oficiales del ejército
boliviano han restaurado el crédito de nuestras armas: casi todos han cumplido
heroicamente su deber. Nuestras filas han destrozado las filas enemigas
causándole 600 muertos y 1500 heridos. Nuestras bajas alcanzan a 1200 muertos e
igual número de heridos. (José Manuel Pando -1880)
A pesar de los
desacuerdos entre los historiadores, los héroes bolivianos defendieron hasta
sus últimos cartuchos a la “barrera de Tacna” perdieron siete mil hombres y se
replegaron del campo de la alianza, aguerridos pero recelosos de que las tropas
chilenas pudieran ingresar hasta las alturas de La Paz
A
algunos de los valerosos soldados bolivianos, el ejercito peruano en retirada
les dio cristiana sepultura. Los mas, fueron fusilados, asaltados y
bolsiqueados. A Juancito Pinto y a su tambor, a Manuel y Enrique, y a tantos
gloriosos paladines nacionales olvidados por el tiempo, los arenales del Inti - Orko
los cubrieron de gloria. Murieron como saben morir los heroes, frutos de maduracion
tardia.
Y la reciente aceptacion de La Haya,
honra aun más su memoria.
Tal fue el famoso combate del Alto de
la Alianza