jueves, 30 de junio de 2016

Agente George Hicks. La Invasión chilena a Antofasta




De cerca de 1.85 mts,  rollizo, provisto de una enorme nariz, ataviado con el almidonado ropaje de la época, George Hicks era un gentleman en medio de las arenas del desierto de Antofagasta.  Natural de Newquay, condado de Cornwal, sudoeste de Inglaterra, educado en minería en la academia de Drakes en St Austell y Cornwall. En 1859 se traslada a Norteamérica para desempeñarse en manejo de explosivos. Después de 1868 es contratado en Iquique para trabajar en la Compañía Gibbs en guano y salitre. Años más tarde la Compañía lo desplaza a Antofagasta para hacer un trabajo de evaluación y como supervisor de la salitrera Salar del Carmen de la Compañía Melbourne Clark.
“War Hicks” como le apodaron sus compañeros, secretísimo “agente reservado” de las “Oficinas de asuntos de Ultramar” fue sin duda el impulsor natural en Atacama de la guerra del pacifico, por efecto de la “influencia del imperialismo ingles, decimonónico y la expansión colonial chilena”  (Alonso Barros, Revista de Antropología Experimental, Universidad de Jaén -2003) 
Su misión: Desencadenar la guerra entre Bolivia y Chile.

La “Sociedad la Patria” y el ancla invertida

Furibundo racista y xenófobo, enemigo declarado de Bolivia, directivo de los clubes “Reformista” y “6 de Agosto” (que después de la guerra se llamo “Del Comercio”), promotor de la iniciativa chilena de “la ciudad letrada”, que impulsó la escritura en lugar de la oralidad de las tradiciones aimaras (Isaac Arce – Narraciones Historia de Antofagasta, 1930)
Bombero de la ciudad, alto miembro de la “Sociedad de Socorros Mutuos La Patria” una especie de logia lautariana fundada por Enrique Villegas (cónsul de Chile en Antofagasta 1877, quien fue el primer ciudadano que obtuvo una concesión para llevar agua dulce a Chile, desde los manantiales del Silala) “y que desde donde se promovió fervientemente el separatismo y la integración de ese territorio a la soberanía chilena, para luchar contra la opresión y abusos de las autoridades bolivianas (Francisco Machuca - Las 4 campañas de la guerra del pacifico - Valparaíso 1926)  

George Hicks era el virtual “gobernador” de la comarca. No había asunto que no pasare por sus manos. Presente en “La Chimba” desde antes de que fuera rebautizada por Melgarejo como Antofagasta (pueblo del gran salar) en cuya fundación estuvo presente en octubre de 1868. Solterón empedernido, de corbata de lazo y chaleco, calzados Oxford y “galochas”, recorría el puerto y la línea férrea provisto de un silbato de contramaestre y banderolas marinas en mano, custodiando “su” pueblo como un perro guardián. (Alfonso Barros - Revista de Antropología Experimental)
Su influencia era tal, que se tomó la libertad de diseñar el trazo y el ancho de las calles de la ciudad en 20 varas.(Isaac Arce, Narraciones históricas de Antofagasta, 1930)  En 1868 ordenó pintar un ancla en el cerro moreno recalcada con cal,  como divisa y señal para los barcos que surcaban las aguas de la bahía y que traían materiales para la construcción de la oficina salitrera de la ciudad. Por medio de esa señal, los capitanes de las naves podían orientarse y encontrar el puerto. El ejecutor (Clavería) entendió mal las instrucciones de Hicks y la pintó invertida. Aun hoy, el ancla invertida es un símbolo de la ciudad. (Kety Farandato -  Antofagasta y su ancla, Feb 2006)

El alumbrado publico

El consejo municipal de Antofagasta (a la cabeza de ciudadanos chilenos) el 17 de Febrero de 1878, dispuso un impuesto adicional para cubrir los gastos del alumbrado publico, y la “Compañía de Salitres” se negó a pagar. El comisario municipal Pedro Astorga (súbito chileno) se constituyó en la casa Hicks el 22 de Octubre de 1878 y le conminó a pagar, y este se negó.
Hicks corrió al consulado chileno en busca de protección “debo confesar que me hervía la sangre  y extremé las cosas dirigiéndome al cónsul chileno” escribió. El cónsul de entonces Salvador Reyes le aconsejó abonar el pago pero emitió una enérgica nota al prefecto boliviano Severino Zapata “El señor George Hicks se encuentra en mi casa y ha solicitado mi protección por encontrarse víctima de atropellos injustificables por parte del municipio”. (Manuel Ravest - La compañía salitrera y la ocupación de Antofagasta – Santiago, 1983 ) 

Al día siguiente el prefecto le responde “Señor Cónsul: Deploro la odiosa controversia entre la municipalidad y el Sr. Hicks… a consecuencia de haberse negado a satisfacer la contribución para el alumbrado publico…. debo limitarme a decir que no puedo mirar como legal el derecho de extraterritorialidad que pretende asumir su consulado para proteger al Sr. Hicks,  no puede ejercer legalmente el privilegio diplomático que pretende… menos aun en materia civil…. por la mínima cantidad de 150 pesos que el Sr. Hicks no quiere pagar” (Ahumada Moreno Pascual - La guerra del pacifico - Tomo 1)

Unos días mas tarde el buque de guerra ingles HMS “Pelican” que tenia su “estación de vigilancia” en el pacifico sur fue enviado expresamente a fondear en Antofagasta a pedido del cónsul ingles en Valparaíso James de V. Durmmond Hay, bajo “sugerencia” de George Hicks. (John Mayo - La compañía de salitres y la guerra del pacifico – Santiago,1979)
El capitán del “Pelican”  R.K. Boys  (citado como Hays por Roberto Querejazu) envió una curiosa nota el 16 de Octubre 1878 al prefecto Severino Zapata “con gran sentimiento me veo obligado a representar a Ud. ciertas medidas inusitadas que han sido adoptadas en contra del súbdito ingles George Hicks respecto a la contribución al alumbrado publico que la Cia de Salitres de Antofagasta considera esta exenta”  (La Patria 11/12/1878)
Respondió el prefecto Zapata: “Ningún individuo, sea cual fuere su nacionalidad puede excusarse de contribuir a las necesidades de la comunidad. En la ciudad de La Paz, se encuentra el ministerio de relaciones exteriores  (El Deber, 11/DIC /1878)
"War" Hicks no quedó muy satisfecho, reportaría luego “espero que su visita (la del barco de guerra inglés) desaliente a los bolivianos de copiar a los peruanos en el habito de expropiar  y repudiar. Al viejo salvaje del Prefecto (Severino Zapata) no le importó nada la llegada del "Pelican", de la que ni siquiera dio parte a su gobierno, - boliviano - no le importa nada la ley, la diplomacia, la etiqueta o los usos de las naciones civilizadas”  (13/DIC/1878, Archivo Gibbs - Hicks a Miller)   

Mr. Hicks no deseaba que el conflicto con Bolivia fuera solucionado, amenazó con suspender a sus trabajadores para presionar a Bolivia, “odiaba a los bolivianos con un fervor casi fanático  Desde Febrero de 1878 hasta la ocupación de la cuidad por fuerza chilenas, Hicks libró su propia guerra” (Juan Recabarren - Episodios de la vida regional, Universidad Católica el Norte, Antofagasta, 2002) 
 

                                

                                                      En la fotografia el prefecto Severino Zapta (izquierda con el fusil) Eduardo Abaroa con el revolver en mano


George Hicks, y la invasión chilena a Antofagasta

Los bolivianos son un conjunto de salvajes y los chilenos están listos para pelearse con ellos. Es indispensable una reforma radical en Antofagasta. El lugar, la gente y sus bienes están en manos del grupo mas inescrupuloso de bribones transformados en autoridades” (Hicks a Miller -14/ENE/1879)
Desgraciadamente no nos conviene tomar la ley en nuestras manos y castigarlos (a los bolivianos) porque en este caso la Compañía tendría directores bolivianos, como otros tantos buitres sobre ella defendiendo la justicia y las leyes ese país” (Hicks a Soublete - Abril 1877)

Un Oportuno desembarque chileno y la guerra haría subir las acciones [de la compañía de salitre) el 200 por ciento y más” (Alfonso Barros, Fundación desierto de Atacama)
Tenemos a varios chilenos muy influyentes entre nuestros accionistas y si el Gobierno no cumple su promesa de tomar acción inmediata, se ejercerá fuerte presión sobre ellos en el Congreso y sin duda se verán obligados a actuar, y a actuar con energía” (Archivo Gibbs, 11470, 26/MAR/1878)

“Los bolivianos acá son diferentes, en el mar aprenden a ser prudentes y respetuosos mientras que en el interior son como águilas, desafían al mundo entero “ (Hicks a Soublette, 1/IV/1878)
Es de esperar que Chile utilice esta oportunidad para las costas del pacifico de esta plaga (gavilla) de bolivianos” (Cartas de Hicks a Soublette, 23/Julio/1878 – Citado por Ardiles 2013)

Usted debe saber que estos malditos cuicos (apodo despectivo usado para referirse a los bolivianos) son mejores que las bestias para viajar el desierto”… “deberemos dejar de ser extranjeros en nuestro propio suelo… vamos a proceder a chilenizar el territorio” (Correspondencia de Salvador Reyes, cónsul chileno en Arica a Enrique Villegas, leída en la Sociedad “La Patria” por Hicks,  (Ahumada Pascual, 1885: 119-120)

El 14 de Febrero de 1879, cuando Chile invadió Antofagasta escribiría: “No puedo contenerme con un fuerte ¡Viva Chile! que ha venido a punto como magia a salvar nuestra compañía de la perdición… ahora siento que mi carrera en Antofagasta ha terminado propia y honorablemente” (Hicks a Miller- La compañía salitrera y la ocupación de Antofagasta – Manuel Ravest Mora, 1983)

“La venganza de Dios ha caído sobre estos canallas  (los bolivianos) esto igualará a la expulsión de los moros, no puedo parar de repetir con fervor  ¡Viva Chile, Viva Chile! 
(“Hiks a Reed -16/FEB/1879 – Citado por Jorge Basadre – Historia de la república del Perú, tomo 7)

Cumplida su misión con éxito George Hicks dejó el cargo y la ciudad -ya chilena- de Antofagasta el día  31 de Marzo de 1979,  8 días después de que Chile invadiera Bolivia en Calama. El señor del ancla,  Fue despedido rumbo a Lima, con preciosas piezas interpretadas por la banda tres en línea “ (El Pueblo Chileno – 5/ABRl/1879)

"El Diario" 2o y 21 de Enero 2018

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